sábado, septiembre 27, 2008

Fidelidad a la Voluntad del Padre

26º Domingo del tiempo ordinario
28.09.08


Lecturas
Ez. 18, 24 – 28
Sal. 24
Flp. 2, 1 – 11
Mt. 21, 28 – 32


Este 26º fin de semana del tiempo ordinario reaparece este último fin de semana, destinado también al Día de la oración por Chile, que litúrgicamente hasta el año pasado se celebraba la festividad externa de la Virgen del Carmen. Miremos las lecturas de este fin de semana.
Ezequiel, el profeta de la primera lectura, nos advierte sobre la forma de proceder en el camino de la vida: el justo, debe perseverar en la conducta recta y justa para alcanzar la salvación, y no desviarse por malos caminos; y el malvado, la invitación es a cambiar las actitudes para lograr así llegar a la Vida. ¿Cómo podrá vivir quien comete males? Como la invitación del profeta apunta a un cambio de vida para bien, o a perseverar en ella si actuamos bien, nosotros estamos invitados a caminar bajo esa premisa: Practicar el derecho y la justicia para preservar la vida junto a Dios.
De unidad en la comunidad, entre los hermanos nos habla Pablo en la carta a los Filipenses: “tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento”. Esa es la clave del fruto del Espíritu en una comunidad que sigue al Señor, y a quien exalta como Señor, ante quien se dobla toda rodilla en el cielo y la tierra… Esta cualidad, propia de la Iglesia, se ve rota muchas veces por el pecado, por la desobediencia y por intereses egoístas entre nosotros.
El Evangelio de Mateo, continúa hablándonos de trabajo en la viña, sobre las actitudes que tenemos cuando Dios nos pide algo. A través de una parábola, en la que un padre con dos hijos a quienes manda a trabajar (con diferentes respuestas), Jesús nos enseña sobre el arrepentimiento y el si que debemos dar a Dios Padre. Un hijo le responde al padre que no irá a trabajar, pero finalmente va, mientras el segundo dice que irá, pero en realidad, no lo hace… “¿Cuál de los dos cumplió la Voluntad de su padre?” Pregunta Jesús a los sumos sacerdotes y ancianos, y la obvia respuesta sirve para llamarnos a arrepentirnos y para revisar nuestros innumerables “si” que hemos dado a Dios tantas veces en promesas.

Parámetros de acción:

- Arrepentimiento y vida plena: La llamada del profeta Ezequiel, nos ayuda a darnos cuenta de que el arrepentimiento nos trae muchos beneficios: Si el malvado se arrepiente y cambia de actitud, encontrará la vida; por otro lado, en el Evangelio, el primero de los hijos, el que no había querido ir a trabajar a la viña, nos dice el texto que “se arrepintió y fue”… Así descubrió seguro el valor de una respuesta correcta y corregida, que le significaría tener el querer de su padre. Nosotros tenemos que aprender mucho de estas dos invitaciones a vivir de verdad la vocación a la que Dios nos tiene invitados. Seguro el cumplimiento de esa voluntad nos traerá vida verdadera y sana junto a Dios.
- Unidad: La comunión a la que se nos invita pasa por reconocer al Señor en todo momento, y eso se ve reflejado por ejemplo, en el perfecto cumplimiento de la voluntad del Padre que nos envía a trabajar a su viña. Pablo nos dice que tener un mismo corazón, un mismo amor y pensamiento, nos ayudará entre nosotros y también nos servirá para reconocer al Señor Jesús.
- Revisemos nuestros “si” y nuestra fidelidad al Señor: Este es un punto alto en las lecturas proclamadas. ¿Cuántas veces hemos dicho al Señor que si y no hemos cumplido? El texto del evangelio hoy nos evidencia que no basta decir un si, porque nuestra actitud al final puede ser muy distinta. ¿De qué nos servirá dar nuestra palabra si no somos fieles? La acusación de Jesús va directo a aquellos que se creen justos y que cumplen la voluntad de Dios. ¿Con cual de estos dos hijos nos identificamos actualmente?, ¿Qué cuenta más, nuestras respuestas verbales o nuestras actitudes?

Pedimos al Señor en este fin de semana hacer la Voluntad del Padre Dios, que es bueno con todos – justos y pecadores – y que a cada uno nos da la oportunidad para rectificar nuestra respuesta primera. Que la Santísima Virgen nos enseñe el camino de la fidelidad y cómo decir Si a Dios en la palabra y los actos. Amén.

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