domingo, abril 29, 2007

Como Vivir Nuestro Pentecostés

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Vida en Pentecostés
Nuestro Pentecostés

"Os conviene que yo me vaya, porque si no me fuere, el Abogado no vendrá a vosotros, pero , si me fuere, os lo enviaré... el Espíritu de verdad os guiará hacia la verdad completa" (Juan 16:7-13).

Si usted es un cristiano sin vida, sin reventar de alegría, quizás le pase lo que a los Apóstoles, que estuvieron 3 años con Jesús, fueron ordenados sacerdotes el Jueves Santo... pero hasta Pentecostés no conocían ni vivían las maravilla del Cristianismo...
El Domingo de Resurrección estaban con "miedo", cerradas las puertas por temor a los judíos (Jn.20:19)... fue en Pentecostés donde se dieron cuenta de lo grandioso que tenían: Jesús ya no estaba entre ellos, en carne y hueso, pero ahora era mucho mejor, ahora Jesús ¡estaba dentro de cada un de ellos!...
En Pentecostés lo comprendieron... y desde Pentecostés vivieron lo maravilloso que tenían, ¡el cristianismo!...
La obra de Jesús no terminó en el Calvario, ni en la Resurrección, ni en la Ascensión... se completó en Pentecostés... cuando envío el Espíritu Santo que condujo a los Apóstoles a la verdad completa...
Tu y yo necesitamos también al Espíritu Santo, dejarnos saturar de su Amor, que no nos pase lo que a los Apóstoles, ya ordenados sacerdotes, y sin saber ni vivir la maravilla de Cristo...
Todo esto que venimos hablando del Cristianismo es una utopía, ¡algo imposible de vivir!... Dar gracias a Dios por todo, hasta en el dolor... ser pobres felices... amar al que me odia... dar mi vida por el vecino... ser otro Cristo... ¡realmente una utopía!... un imposible para cualquier hombre, ¡pero un posible para Dios!...
El Espíritu Santo es el único maestro del cristianismo, para poderlo comprender, y, sobre todo, para poderlo vivir...
Sin el Espíritu Santo en nuestras vidas, somos nada, hojas que lleva el viento, cristianos tan flacos como los mismos Apóstoles hasta Pentecostés...
En Pentecostés, a los Apóstoles se les quitó el temor, empezaron a predicar a Cristo, sin miedo a nadie ni a nada, ¡con Jesús en su corazón!... y ahí nació la Iglesia al mundo... La Iglesia de Cristo nació realmente en el Calvario, como todos los nacimientos, envuelta en sangre y dolor, pero se hizo pública al mundo en Pentecostés, entre gozos y amor... un "mundo", en Hechos 2, representado por toda clase de razas y lenguas: Medos, partos, judíos, egipcios, romanos...
Tu y yo necesitamos nuestro Pentecostés, ¡como los Apóstoles!... ¡como la Virgen María!... lo que vamos a ver a continuación.

"Nuestro" Pentecostés
"El Espíritu Santo vendrá sobre ti... y por eso el hijo engendrado será santo, será llamado Hijo de Dios" (Lucas 1:35).
Tu y yo necesitamos "nuestro" Pentecostés, como lo necesitaron los Apóstoles, que habían recibido el Espíritu Santo en su Bautismo y de forma especial en su ordenación sacerdotal... pero no comprendieron ni vivieron la maravilla gozosa del cristianismo hasta "su" Pentecostés, en Hechos 2.
Tu y yo nos llamamos y somos cristianos... decimos que cada vecino es Cristo, ¡pero en cada minuto de día no tratamos a nuestro vecino como a Cristo!... Somos "otro Cristo", pero no somos mansos como Cristo, ni expulsamos demonios como Cristo, ni sanamos enfermos, ni resucitamos muertos como Cristo... a los Apóstoles les pasó lo mismo: Solo desde su Pentecostés comenzaron a ser testigos de la resurrección de Cristo, con su vida de gozo, dando a Dios gracias en todo... y viviendo como "otros Cristos", siendo mansos como Cristo, expulsando demonios como Cristo, sanando enfermos y resucitando muertos como Cristo-Jesús... ¡es la historia gloriosa de los Hechos de los Apóstoles!...
¡Tu y yo necesitamos "nuestro" Pentecostés!...
Hay 7 episodios de Pentecostés en el Nuevo Testamento:
1- El primero, le ocurrió a la Virgen María en Mateo 1, el primer capítulo del Nuevo Testamento, y en Lucas 1: El Espíritu Santo descendió sobre ella y engendró en ella a Jesús... ¡esta es la esencia de todo Pentecostés!... y con Jesús en su corazón, fue inmediatamente a "servir" a ayudar a su prima Isabel, y canto las glorias de Dios, el Magníficat, en Luc.1.
La razón de su glorioso Pentecostés, es que era "humilde esclava del Señor", como nos lo dice ella misma en el Magníficat: "Porque vio la humildad de su esclava...¡por eso! hizo en mí maravillas el Poderoso... ¡por eso! todas las generaciones me llamarán bienaventurada" (Luc.1:48-49).
El Espíritu sopla donde quiere y como quiere, es como el viento, que nadie sabe donde va ni de donde viene, le dijo Jesús a Nicodemo en Juan 3...
Pero ser "humildes", y ser "esclavos del Señor" es la mejor garantía para que el Espíritu se enamore de tí, y te llene de Cristo-Jesús...
Sólo los humildes como a Virgen María pueden comprender y vivir la maravillas del cristianismo... sólo los limpios de corazón pueden ver a Dios... (Mat.5:8).
Tenemos que ser como la Virgen María, ¡esclavos del Señor!... todo para el Niño, por el Niño, con el Niño, en el Niño... a la Virgen le era fácil, porque siempre tenía con ella a Jesús... a nosotros también nos debe ser muy fácil, porque siempre tenemos con nosotros a Jesús, que se nos presenta en el camino como blanco o moreno, rico o pordiosero... ¡cada vecino es Cristo! (Mat.25:31-46).

¡Pero lo primero es la "humildad"!: Ser humildes, como la Virgen, es vivir en la verdad; la humildad es la verdad... reconocer que yo soy muy poca cosa, como una gota de agua en el océano... y que Dios lo es todo... y por eso lo tengo que alabar y adorar constantemente, y darle gracias por todo... y ¡qué ironía!, ese Dios tan inmenso, me ama tanto que murió en cruz por mí, y me espera cada día en la Eucaristía... ¡eso es humildad!.
Dios es amor, ¡y es humildad!... es todopoderoso, ¡y todocariñoso!... ¡quiere vivir en tu corazón!...
En nuestro Pentecostés nos pasa lo que a la Virgen, ¡quedamos embarazados de Jesús!, por obra del Espíritu, ¡para darlo al mundo!... ¡un embarazo sin parto es una gran tragedia!... como hijos de María, nos tenemos que parecer a nuestra Madre, como todos los hijos se parecen un poco a sus madres...
2- El segundo Pentecostés del Nuevo Testamento ocurrió cuando María, con Jesús en su corazón, fue a ayudar a Isabel... ¡y esta se llenó del Espíritu!, y San Juan Bautista también, en Luc.1... Juan saltó de gozo, e Isabel, "gritó", "con voz fuerte" la alabanza más entrañable y poética que en la Biblia se hace de Jesús: "Tu Madre es la más bendita de todas las mujeres, y bendito seas tu, Jesús, el fruto de las entrañas de María" (Luc.1:42).
Quizás tu Pentecostés ocurra cuando un cristiano te vaya a ayudar, ¡con Jesús en su corazón!...
3- El tercer Pentecostés, ¡el grande!, de Hechos 2, ocurrió después que los Apóstoles hicieron 9 días de oración, ¡la primera novena de la cristiandad!, junto con María, y con los hermanos de Jesús, que en aquel entonces eran unos 120 (Hech.1:13-15).
Los apóstoles se llenaron del fuego del Espíritu, ¡se intoxicaron con el Espíritu!, que es más fuerte que cualquier droga, como nos dirán Pedro y Pablo (Hech.2:15, .5:18)...
Y con Jesús en su corazón, prendieron fuego al mundo entero conocido... en unos 30 años, el cristianismo llegó a toda Europa, hasta España...
Este "fuego del Espíritu" era Jesús en sus corazones, que les hacia vivir con gozo y amor, sin miedo a nadie ni a nada, y amándose los unos a los otros... no fueron sus prédicas lo que expandió el cristianismo, ¡había otros oradores mucho mejores que ellos!... ¡era su vida!, llena de alegría y de amor... ¡y todos se querían unir a ellos!... vivir la vida como ellos y con ellos...
Quizás la oración, ¡una novena!, sea una buena forma de que usted tenga su Pentecostés, haciéndola con otros hermanos, y con María en medio de ustedes...
4- El cuarto Pentecostés, el de Samaria, en Hechos 8, sucedió cuando Pedro y Juan impusieron sus manos sobre los cristianos de Samaria... y ocurrió algo tan grande que Simóm quiso comprar a Pedro el "poder de imponer la manos"... Simón había presenciado los milagros que hacía Felipe, en Hech.8:5, pero lo que realmente le impresionó fue lo que pasó en el Pentecostés (Hech.8:17)...
Siempre que estés con un sacerdote, o cualquier buen cristiano, pídele que te bendiga...
5- El quinto Pentecostés le sucedió a San Pablo, en Hechos 9, que iba en busca de los cristianos para "matarlos", y Jesús lo tiró del caballo y lo quedó ciego... y cuando Ananías a los 3 días le impuso las manos, recibió la vista y el Espíritu, y se transformó en el gran apóstol de Cristo... no porque ahora hablara mejor, sino porque explotaba de gozo y amor, con Jesús en su corazón...
6- El sexto Pentecostés, el de Cornelio y su familia, en Hechos 10, le sucedió a un "pagano", ¡a un soldado romano!, cuando Pedro le predicaba... y por primera vez se bautizó a uno que no era judío, era un gentil, ¡es el Pentecostés de los gentiles!... gracias a él tu y yo que no somos judíos, somos bautizados ahora en Cristo.
7- El último episodio de Pentecostés les ocurrió a los 12 cristianos que se encontró San Pablo en Efeso, ¡que ni siquiera habían oído hablar del Espíritu Santo!... les pasaba lo que a muchos cristianos de hoy día, que para ellos el Espíritu Santo es algo que puede ser que está ahí, pero que como que no les vale para gran cosa, no lo han experimentado... no se han llenado del fuego de su amor, ni hablan las lenguas del gozo, ¡no han explotado con Jesús en su corazón! (Hechos 19)...

1 comentario:

Opalo dijo...

Hola, solo queria despedirme..me retiro de los Blogs por un tiempo.
GRACIAS por tus visitas y por tus palabras. Si alguna vez quieres escribirme te dejo mi email:

opalo410@gmail.com

Cariños