jueves, abril 05, 2007

Reflexiones del Obispo de Valparaíso para el Viernes Santo

¿QUÉ PASA CON EL PESCADO Y LOS MARISCOS?

(Reflexiones del Obispo de Valparaíso para el Viernes Santo)

Pareciera que para algunos, incluso cristianos, lo más importante del Viernes Santo es el tema de comer pescado o mariscos. Los medios se preocupan ampliamente del tema: calidad, cantidad y precios; y las autoridades cumplen responsablemente su labor de control de calidad y prevención de enfermedades.

¿Por qué el tema “del pescado” en Semana Santa?

Para los cristianos el Viernes Santo es, precisamente, un día especial, un día “santo”. En él celebramos no la muerte y el “funeral” de Jesús, sino su “Muerte Victoriosa” en la Cruz. La Cruz es recibida en la Liturgia de este día como un Trofeo de Victoria. Cristo, por su muerte voluntariamente aceptada (“nadie me quita la vida, soy yo quien la doy por mi propia voluntad” Juan 10, 18)) triunfa definitivamente sobre el pecado, el demonio y la muerte. Y -aquí está lo hermoso- da a todo creyente que sigue sus pasos la posibilidad y la certeza de triunfar, también él mismo, sobre estos tres enemigos. Y, finalmente, “resucitar con Cristo”, como nos dice el apóstol Pablo.

El Viernes Santo es un día de recogimiento profundo, pero también de íntimo gozo para el creyente que espera con convicción la Resurrección del Señor.

Y a todo esto, ¿qué pasa con el pescado?

En este día recordamos también con dolor que la Pasión de Jesús continúa viviéndose en nuestro mundo en el sufrimiento injusto de millones de inocentes: hombres, mujeres, niños y pueblos enteros víctimas de la injusticia de los poderosos y de la indiferencia y despreocupación de muchos de nosotros. También la Pasión se prolonga en todo hombre y mujer de fe y esperanza que acepta con amor los dolores y contrariedades de la vida y los ofrece junto con Cristo. Y para hacernos solidarios del dolor de Cristo y de los hermanos, la Iglesia nos invita a la penitencia. Por ejemplo, el ayuno y la abstinencia de carne, viejas prácticas cuyo verdadero sentido es “no probar bocado” en este día o comer como los más pobres de entre los pobres (cuyo alimento era en los tiempos antiguos el pescado). Y compartir con los pobres y necesitados el producto de nuestras privaciones. No se trata de ayunar hoy y “desayunar” mañana. Y comer un rico pescado o un sabroso mariscal es cumplir “la cáscara” de la ley y no interiorizar su verdadero sentido espiritual y solidario.

Ojalá que todos tengamos un “santo” Viernes Santo, compartido con los dolientes y sufrientes de nuestro mundo.

Los bendice de corazón,


Gonzalo Duarte García de Cortázar ss.cc.
Obispo de Valparaíso

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