Un diácono (del griego διακονος, diakonos, «servidor» vía latín diaconus) es un hombre que ha recibido el primer grado del sacramento del Orden Sacerdotal por la imposición de las manos del obispo. Propiamente, según el Catecismo de la Iglesia Católica, los diáconos no son sacerdotes, a pesar de pertenecer al orden sagrado. La función del diácono es asistir y ayudar a los obispos y pueden servir a sacerdotes por ordenes de aquel en la predicación. Igualmente pueden administrar los sacramentos del bautismo y el matrimonio, así como dirigir la administración de las parroquias y otros servicios.
Dentro de la Iglesia Católica existen dos tipos de diáconos:
Diácono transitorio
Diácono permanente
Los diáconos transitorios no son sacerdotes hasta culminar sus estudios y ser entonces ordenados por el Obispo. Por tanto, por un tiempo, todos los sacerdotes son primero ordenados diáconos transitorios (en tránsito hacia el sacerdocio).
Diácono permanente
Este tipo de diaconado puede ser conferido a hombres casados pero especialmente comprometidos con su comunidad y la iglesia. El diácono permanente debe ser considerado hombre "probo" por la comunidad, caritativo, respetuoso, misericordioso y servicial. Es determinación del obispo exigir que sea casado, y en este caso, la esposa deberá autorizar por medio escrito al obispo la aceptación para la ordenación del esposo (requisito indispensable). Un diácono casado que ha perdido a su esposa no puede volver a contraer matrimonio, pero si puede optar a ser presbítero. Quien es ordenado diácono siendo soltero se compromete al celibato permanente.
En el Concilio Vaticano II, se restauró nuevamente el diaconado permanente Los primeros diáconos fueron ordenados por los Apóstoles: Hechos 6, 1-6. y fueron 7, el más destacado de ellos fue el protomártir San Esteban.
Solo el varón ("vir") bautizado recibe válidamente esta sagrada ordenación. El sacramento del Orden confiere un carácter espiritual indeleble y no puede ser reiterado ni ser conferido para un tiempo determinado. Se le puede liberar de obligaciones y de las funciones vinculadas a la ordenación y hasta se le puede impedir ejercerlas, pero no vuelve a ser laico nuevamente, puesto que desde la ordenación queda marcado permanentemente.
Sus funciones son: asistir y ayudar a su obispo, también pueden servir a sacerdotes por ordenes del obispo, Proclama el Evangelio y asiste en el Altar, administra los sacramentos del bautismo, del matrimonio y bendice, lleva el Viático a los enfermos (no pueden administrar la Unción de los Enfermos, antes, llamada Extremaunción) además, pueden dirigir la administración de alguna parroquia, se le puede designar una Diaconía y otros servicios según la necesidad de la Diócesis. En fin, todo lo relacionado con la misericordia y caridad además de animar a las comunidades que se le reponsabilicen.
El sacerdote puede ser transferido, o pedir un traslado, pero no renunciar. Además un sacerdote nunca deja de serlo.
También les dejó más fotografías que recuerda ese momento.
1 comentario:
Solo una palabra¡¡¡HERMOSAS!!! Gracias, gracias, gracias...
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