
Ojalá Felipe y Cristian, este no sea un Adios para siempre, que estemos en contacto y esperamos saber de Uds. En este año que estuvieron con nosotros, fue muy fácil encariñarse con Uds.
porque supieron dejar huella en su camino pastoral. Como Sede Parroquial agradecemos enormemente su alegría, disposición y por sobre todo su compromiso con el Señor, que se dejo ver a través de su trabajo en las diferentes comunidades. ¡Que Dios les Bendiga! y muchas gracias.

Este pasado 26 de Diciembre, terminaron su año Pastoral los Seminaristas, Crisitian Olivares y Felipe Lizama Silva, quienes conocimos a estos chicos, nos dimos cuenta del gran entusiasmo que poseen, tanto en colaborar con las comunidades, como su alegría sana que contagiaban a todos los que compartiamos con ellos. Hoy les decimos, adios y esperamos en el Señor que los acompañe en todo el camino que les queda por recorrer.
el Papa Benedicto XVI señaló que el ánimo del seminarista le hace decir en su oración “Señor, ¿por qué precisamente a mí? Pero el amor no tiene un por qué, es un don gratuito al que se responde con la entrega de sí mismo”.


MENSAJE ESCRITO DEL PAPA JUAN PABLO II A LOS SEMINARISTAS de ESPAÑA Y EL MUNDO
Queridos hijos que se preparan para el sacerdocio:
1. Cada día presento al Señor la urgente necesidad que la Iglesia de nuestro tiempo, tiene de encontrar jóvenes como Uds., generosos y dispuestos a asumir la gozosa tarea de hacer ministerialmente presente a Cristo ante la generación que prepara o que verá el tercer milenio de la era cristiana; y en una “época particularmente hambrienta de Espíritu” (IOANNIS PAULI PP. II Redemptor Hominis, 18).
A Uds. les toca vivir un momento especial e irrepetible de la vida de la Iglesia. ¿se dan cuenta de la gracia que el Señor les ha concedido ya? Ha hecho resonar en Uds la llamada para dejarlo todo y seguirle (Cfr. Matth. 4, 19-20); para estar con El y para ser enviados a predicar (Cfr. Marc. 3, 14); a la espera de comunicar su Espíritu con la imposición de las manos, que hará de Uds. sus sacerdotes, su signo personal en un mundo que necesita ver huellas claras del Evangelio. De modo especial son para los obispos y para las comunidades eclesiales que ellos presiden, la esperanza del porvenir de la Iglesia . El Papa comparte esa esperanza, les manifiesta su confianza y afecto, y reza por Uds.a diario.

Que Dios los bendiga, y los guie.
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